Las despedidas

Tiempo de lectura: 3 minutos - Publicado por en personal

Si eres emigrante, sabrás lo gratificante que puede llegar a ser la experiencia por diversos motivos:

  • Todas las nuevas situaciones a las que te enfrentas, tanto positivas como negativas, te enriquecen y te hacen madurar como persona.
  • El enfrentarte a una nueva cultura y costumbres hace que amplíes tus «miras» y valores otros puntos de vista.
  • Aprender un nuevo idioma aumenta tus capacidades, tu curriculum y tu habilidad para comunicarte con el resto del mundo.
  • Conoces a nuevas e interesantes personas con las que compartes situaciones y experiencias.

Por todo ello y a pesar de los malos momentos (que obviamente también los hay), se disfruta y mucho del camino tomado, aunque hay que ser consciente también de lo duro que puede llegar a ser a veces para que no nos coja desprevenidos.

El tema de las nuevas amistades creadas en el «exilio» es algo que requiere de cierto análisis, ya que tu actitud con respecto a este tema cuando emigras suele evolucionar bastante una vez que te ves viviendo en un país extranjero, habiendo dejado atrás a los amigos de siempre y a la familia. En esta situación se tiende a intentar llenar ese gran hueco, ese vacío, por lo que aunque anteriormente nos resultara complicado acercarnos a gente desconocida, viviendo aquí se convierte en algo habitual e incluso simple; natural diría yo.

Todos hemos visto ese «recurso psicológico» que tenemos los humanos, a los cuales si se les saca de su entorno y se les aísla en uno nuevo tienden a crear nuevos lazos rápidamente, como suele ocurrir en los famosos «reality shows» que todos conocemos. Cuando emigras ocurre exactamente lo mismo, creas nuevas amistades, nuevos vínculos, los cuales tratan de compensar el vacío que se adquiere cuando nos alejamos de nuestros amigos de siempre y nuestra familia.

Por supuesto es algo maravilloso los lazos que se crean, y tu círculo cercano acaba convirtiéndose en tiempo record en tu «familia», en tus patas para poder mantenerte de una forma estable… y ahí viene el problema, el crear estos lazos implica un riesgo: su pérdida. Si sigues en tu ciudad natal, en tu lugar de siempre, rodeado de tu familia y amigos, tienes muchas «patas» en las que sostenerte, por lo que si una se va, la estabilidad se mantiene, pero en el extranjero, la cantidad de «patas» con las que se cuenta es más reducida, y ya sabemos que no es lo mismo que una silla de 20 patas pierda una, a que lo haga una que solo tiene 4.

A esto hay que añadirle el hecho de que viviendo en el extranjero, las posibilidades de perder una de esas patas es muy alta, ya que la rotación, el moverse a otro lugar o incluso volver a tu país es algo muy frecuente, por lo que hay que estar muy concienciado y preparado para sufrir estos reveses, ya que como he dicho, «sobrevivir» aquí no es fácil y aunque nos proporcione tanto, sigue siendo muy difícil y pesado y no es nada raro ver a muchos emigrantes solicitando en las redes sociales ayuda psicológica en su idioma natal para poder afrontar los malos momentos que surgen al cabo del tiempo.

Es obvio que si se quiere sobrevivir en el extranjero, hay que estar muy mentalizado para sufrir estas pérdidas, que pueden llegar a ser una constante en la vida del emigrante y que pueden lastrar un poco la experiencia global, aunque también es cierto que el goteo de «salida» es constante, igualmente lo es el de «entrada», por lo que cuando unos lazos se rompen también se crean otros y en eso es en lo que hay que centrarse.

Dicho todo esto, solo me queda comentar que ayer se fueron dos de mis principales «patas» aquí en Alemania: Raquel y Sergio, a los cuales seguirá Sara en un par de semanas, tres pilares y mis constantes aquí en estas tierras. He tenido la grandísima suerte de disfrutar de su amistad, compañía y apoyo durante más de 5 años, por lo que les estaré eternamente agradecido y aunque a partir de ahora la distancia que nos separe sea de varios miles de kilómetros más de los deseados, siempre estaréis muy cerca.

Tampoco me olvido de los que se marcharon hace un tiempo ya que todos se llevaron una parte de mi consigo: Iván, Quique, Almudena, Marcos, Jorge, Andrés, Helena, etc.

Buen viaje y que volvamos a vernos.