La visita a Heidelberg

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Hasta ahora, según mi limitada experiencia, mi top de ciudades alemanas estaba encabezada por Münster, ciudad preciosa que es imprescindible visitar si pasáis relativamente cerca; pero por desgracia para ella, ha perdido su privilegiada posición en pos de Heidelberg, mi nueva campeona.

Esta ciudad respira ambiente universitario, ya que posee una de las universidades mas importantes del estado y la más antigua de toda Alemania, lo cual se nota en su ambiente y animación. Al igual que ocurre con Düsseldorf (la ciudad más importante de mi zona) se desarrolla alrededor de un río, en concreto el río Neckar. Su población es de unos 150.000 habitantes, lo cual no es mucho, pero eso no quiere decir que no tenga encanto sino todo lo contrario. Al igual que ocurre con Münster, aun teniendo unos cuantos enclaves que hay que visitar forzosamente, lo que hace destacar esta ciudad es su ambiente, su romanticismo, por lo que como más se disfruta es simplemente paseando por su casco antiguo, por su río y por sus calles. Aun así, os daré cuenta de los puntos imprescindibles en caso de que decidáis acercaros por aquí:

  • Palacio de Heidelberg (Heidelberger Schloss). Es algo que no podéis pasar por alto, más que nada porque es imposible. Estéis donde estéis lo veréis, así que no tendréis mas remedio que coger el funicular que sube hasta la cima y visitarlo. Este castillo es de origen medieval pero a lo largo de toda su historia ha sido destruido y reconstruido multitud de veces por causa de la gran cantidad de guerras en las que se ha visto envuelto. Actualmente tiene una buena parte en ruinas, pero aun así se puede apreciar perfectamente la grandiosidad que debió tener en pleno apogeo. Desde el castillo, el cual está ubicado en lo alto de una montaña, se puede visualizar gran parte de la ciudad que lo alberga.
  • Puente de Carlos Teodoro (Carl-Theodor-Brücke). También llamado «el puente antiguo», recibe su nombre de la persona que mandó construirlo, el Principe Carlos Teodoro. Curiosamente lo de puente viejo es un contrasentido, ya que fue construido hace relativamente poco, en 1788, sustituyendo anteriores puentes que fueron destruidos. Destaca la entrada al mismo, donde se ubica un bonito pórtico que no fue construido junto con el puente, sino en el medievo.
  • Paseo de los filósofos (Philosophenweg). Aprovechando que hacía un día estupendo, decidimos recorrer el Paseo de los Filósofos, que discurre por la ladera de la montaña situada enfrente del Palacio (hay que cruzar el río). Durante todo su recorrido se puede disfrutar de las vistas y del entorno natural que lo rodea, además de tener que andar un buen tramo cuesta arriba, que nunca viene mal para la salud. Su longitud es de aproximadamente unos 4 km, pero merece la pena cada uno de los 4.000 metros que lo forman.
  • La calle peatonal (Haupstrasse). Situada en el centro histórico de la ciudad, es la calle peatonal más larga de toda Alemania; pero no es destacable por esto, si no por el encanto del lugar. Merece la pena recorrerla entera y darse la vuelta para recorrerla de nuevo. Por supuesto, si lo que os gusta es «ir de tiendas», también es el sitio adecuado y si lo que os gusta es tomaros un buen café (mejor pasaros por España o Italia), un helado o una cerveza, estáis en el sitio adecuado.
  • Plaza del mercado (Marktplatz). En esta bonita plaza podemos encontrar el ayuntamiento, así como diferentes locales donde sentaros a tomar algo y disfrutar del entorno.
  • Iglesia del Espíritu Santo (Heiliggeistkirche). Situada en la plaza del mercado que acabo de mencionar, se trata de la iglesia más antigua de toda Heidelberg. Fue famosa por albergar la Biblioteca Palatina, que por desgracia fue robada durante la Guerra de los Treinta Años para regalársela posteriormente al Papa. Aunque se comenzó a construir en el siglo XIII, no fue hasta el siglo XV cuando adquirió su aspecto actual.
  • Casa Zum Ritter (Haus Zum Ritter). Bella edificación de piedra situada igualmente en la plaza del mercado y que hoy en día pertenece a un hotel. Es uno de los pocos edificios que han sobrevivido a las devastadores invasiones e incendios de finales del siglo XVII, gracias en gran parte a su construcción en piedra y no en madera como era habitual en aquella época.
  • La cárcel de estudiantes de la universidad (Studentenkarzer). Aunque en principio podáis pensar que el nombre seguramente no refleja lo que realmente es, os equivocáis, su nombre concuerda exactamente con lo que se trata, ni más ni menos que de una cárcel en la cual cual se encerraban a los estudiantes díscolos que provocaban algún tipo de problema, como hurtos, peleas, etc (no, no los metían en la cárcel si suspendían algún examen, creo….). Esto fue posible gracias a que entre los años 1823 y 1914 la Universidad de Heidelberg gozaba de jurisdicción propia sobre los estudiantes, lo que les permitía encarcelarlos si lo consideraban oportuno. Actualmente dicha cárcel se ha reconvertido en museo / exposición y es posible visitarla. No dejéis de hacerlo.

Con esos sitios tenéis para un día completo, aunque como ya he mencionado, lo más agradable de esta ciudad es pasear y disfrutar de su ambiente. No dejéis de visitar las calles Untere y Steingasse, plagadas de restaurantes y cervecerías, como la histórica taberna de estudiantes Vetter. No bebáis demasiado, truhanes.