El segundo aniversario

Tiempo de lectura: 3 minutos - Publicado por en personal

Detrás del primero, inevitablemente viene el segundo, así que, parece mentira pero ya llevo dos años pululando por estas tierras, tan bonitas a veces, tan hostiles otras. Y tras dos años moviéndome por aquí, ¿a que cosas me sigue costando acostumbrarme? pues mi lista, salvo error u omisión sería esta:

  • El carácter de la gente de tu tierra. Si, es un «topicazo» pero es real como la vida misma, el carácter y cultura de los alemanes (en general) es muy diferente del carácter y cultura españolas y siempre se echa de menos a lo que estamos acostumbrados (a lo bueno, se entiende). Eso de que lleguen las dos de la tarde en el trabajo y alguien diga «¿nos vamos a comer?» y acabemos 10 compañeros comiendo en el restaurante, tomando el café y volviendo a casa a las 8 de la tarde no tiene precio, y aquí eso es simplemente impensable. La capacidad de improvisación en el aspecto social que tenemos los españoles es algo de lo que los alemanes carecen por completo.
  • Ese maldito clima. Si, está claro que este clima no es tan malo, además, ya he dicho varias veces que en ciertas zonas de España es incluso peor que aquí, pero yo vengo del sur y las diferencias son notables, el no ver el sol hoy y mañana tampoco acaba cansando un poco aunque si que es cierto que tiene su lado positivo, ya que cuando hace un poco de buen tiempo (es decir, un día regular en mi tierra), lo vives como si fuera el último y haces todo tipo de actividades al aire libre. Cómo se disfrutan de las cosas cuando ya no están al alcance de tu mano…
  • La capacidad de movimiento. Es obvio que con el tiempo, este «inconveniente» se va salvando poco a poco, pero durante muchos años tu conocimiento de la zona, de la cultura y de las costumbres de esta tierra son limitadas, por no hablar del idioma. Está claro que poco a poco se va aprendiendo, pero no nos engañemos, será muy complicado (por no decir imposible), que controles el alemán como controlas el español, haciendo que tu capacidad de movimiento, tu capacidad para desenvolverte con soltura, se vea muy mermada.
  • La distancia, esa maldita distancia. No es lo mismo tener a tu familia y/o amigos a 2, 20 o 200 km que tenerlos a 2.000. Si, es tan solo un cero de diferencia entre 200 y 2000 pero.. vaya cero. El poder decidir en cualquier momento ir a visitar a nuestra familia o amigos haciendo gala de nuestra capacidad de improvisación social mencionada en el primer punto no tiene precio (de nuevo). Viviendo aquí, quieras o no, tendrás que planificarte un poco más y no será tan sencillo como conducir durante media o una hora tu coche hasta casa de tus padres. Incluso el que diga que eso de que tus padres no puedan presentarse en tu casa por sorpresa es una bendición divina, una vez aquí, te encantaría que sucediera. Como diría Julio Iglesias: «y lo sabes».

Dos años, quien lo iba a decir. Tal y como dije en el primero, igual es el segundo de muchos, pero… ¿alguna diferencia entre el segundo aniversario y el primero? Pues claro, alguna que otra:

  • El alemán me sigue pareciendo el idioma oficial de los Klingon pero mi positividad con respecto a llegar a dominarlo ha aumentado tras un año más de clases. Sigo considerando que mi alemán es de pena, pero al menos soy consciente de que aunque poco, he progresado algo. Un poco de constancia y quizás dentro de 12 años incluso sea capaz de hablarlo.
  • Ya no «quemo» tanto el país como el primer año, es decir, no devoro con avidez posibles destinos turísticos en la zona y los «consumo» con la tranquilidad propia de alguien del lugar. Mi conocimiento del país y sus alrededores es más amplio y disfruto de otras cosas diferentes o quizás con otra perspectiva. Creo que ahora soy un mejor guía turístico (tampoco mucho más, pero algo).
  • Empiezo a tener costumbres alemanas. Aunque algunas de ellas ya las tenía (como la puntualidad o el preferir planificar las cosas antes que improvisarlas), noto como otras costumbres alemanas van arraigando poco a poco en mi interior. Me muevo de vez en cuando en bicicleta, salgo a pasear a los parques o bosques en cuanto hay dos rayos de sol e intento hacer la fotosíntesis, me tomo de vez en cuando una Currywurst acompañada de patatas fritas, las reuniones con los amigos habitualmente son en casa de alguien para comer y pasar el rato de forma relajada, etc. Digamos que ni nivel de germanización ha subido un 5%, aunque espero que no suba lo suficiente como para pasear en verano por un país extranjero con calcetines y chanclas, colorado como si te hubieran pasado por la parrilla vuelta y vuelta.

Pues eso es todo, a ver que escribo cuando sea el tercer aniversario…

DaH jImej jup!